Cuando por fin mis ojos se acostumbraron a la luz interior pude observar al hombre que tenia frente a mí. Alto, de pelo castaño, ojos claros, con un buen porte. Vestía unos vaqueros azules oscuros muy favorecedores y una sudadera con capucha de color gris claro. Un look muy urbano, actual, no me desagradó en persona.
La impresión inicial ayudó a que se disiparan mis dudas y a que, para que nos entendamos, mi nivel de alerta según la escala de alerta de terrorismo descendería de un nivel rojo a uno amarillo. Pero sin duda, lo que me ayudó a que poco a poco me fuera relajando fue el alcohol. Me ofreció una copa, la cual acepte gustosa y la cual, a pesar de que me avergüence reconocerlo, me bebí casi de un golpe y rellene sin que él se diera cuenta cuando salió un momento de la cocina.
Cuando el alcohol se fue asentando en mi estomago y me fue dando ese calorcillo típico, me fui relajando más, pero no fue a causa de la gran cantidad ingerida sino más bien por el poder psicológico que confiere. Salí de la cocina con paso decidido y me dirigí hacia el salón donde se encontraba él maniobrando con el DVD, ya que se había empeñado en ver una película para “ambientar”. Al final y como no, la ley de Murphy se impuso el DVD no funcionaba, y acabamos viendo una que echaban en Antena 3, por tanto como sabréis duró una eternidad por culpa de los anuncios, pero una eternidad de verdad, duró tanto que llegó un punto en el que no sabía qué hacer, si esperar a que terminara la película, esperar a que se me lanzara él o lanzarme yo, menos mal que no tuve que esperar mucho. Ya que finalmente él se decidió por abordar el asunto directamente, no sin antes un par de insinuaciones mías no muy discretas, vamos, ¡para nada discretas!, o al menos que consideres pasar tu pie ronzando no muy sutilmente por su pene, algo discreto.
Me puso con la espalda totalmente apoyada contra el asiento del sofá y empezó a besarme lentamente en los labios, fue bajando por mi cuello y de ahí siguió dejando un reguero de besos hasta llegar a mis pechos.
Bajó el escote de mi camiseta dejando a la vista un sujetador negro de encaje que apenas me cubría los pezones, empezó a lamer los pechos con ansia. Mientras succionaba el pezón de uno abarcaba con su mano el otro, juntándolos, lamiendo la hendidura entre ambos, enloqueciéndome poco a poco, le dedicó su tiempo a saborearlos por completo, deleitándose con ellos mientras que a mí me iba surgiendo una necesidad cada vez mayor que hacía que levantara mis caderas y me frotara como un animal en celo contra su pene cada vez más duro y evidente a pesar de la tela gruesa del pantalón.
No pude soportarlo más y me lance de lleno a empezar de una vez lo que había ido a hacer, estando él aún encima mía le desabroché los pantalones e introduje mi mano por dentro, toqué su pene grande, largo, duro. Ahora sí que podíamos jugar en igualdad de condiciones, lo aparte de mi, le hice colocarse a él de espaldas como me había tenido instantes antes a mí, lo miré a los ojos con cara de picara mientras que con mi mano derecha aun sostenía su pene y lo acariciaba arriba y abajo, arriba y abajo…sin dejar de mirarle, como si algo se hubiera apoderado de mi, una sensación de satisfacción, poder, lujuria y deseo me abarcaba, me hacía creer que era indestructible, poderosa, increíble.
Con esa sensación maravillosa recorriendo mis venas, agache la cabeza y me introduje su pene en la boca, estaba caliente, salado y mojado a la vez, me encantó. Me encantó sentirlo en mi boca y sentir como se ponía duro a medida que lo acariciaba con mi lengua, cuando lo besaba, cuando pasaba mi lengua desde la raíz de los testículos hasta su punta. Era más que evidente que le gustaba, y eso hizo que me emocionara y siguiera con lo que estaba haciendo llegó un punto en que perdí la noción del tiempo, sólo continuaba, cuando me separé de su henchido miembro me di cuenta de que tenía que llevar un buen rato haciéndolo pues me dolía la mandíbula de forma considerable.
Me miro, con unos ojos casi nublados por la lujuria y sin mediar palabra me cogió de la mano y me llevó hasta su habitación, allí, con su miembro erecto sobresaliendo de sus pantalones me desnudo poco a poco besando cada porción de mi piel blanca que quedaba al desnudo. Cuando estuve totalmente expuesta a él me empujo suavemente contra la fría pared, me levantó la pierna izquierda y empezó a saborearme. Al principio despacio, luego más deprisa, introduciendo su lengua dentro de mí. Me volvía loca, me humedecía cada vez más, sentía mi coño hinchado, caliente, húmedo, sentía su lengua en él, su barba áspera, su nariz rozando mi clítoris. Me sentía bien, que diablos, me sentía mejor que bien, me sentía pletórica. Pero esa sensación corrió el riesgo de desvanecerse, llevaba mucho tiempo apoyada solo en mi pierna derecha, y eso me estaba pasando factura, me temblaba y corría grave riesgo de que la situación pasara de agradable a desagradable en poco tiempo así que, consciente de las limitaciones lo cogí del pelo firme pero sin excesiva fuerza, lo separé de mi sexo, lo bese, y le empujé sobre la cama.
Estando él poyado sobre sus codos, observándome y yo ya con mis dos piernas sosteniéndome, me acaricié el coño húmedo delante de él, comprobé que estaba húmedo y me podía introducir fácilmente tres dedos dentro sin dificultad alguna. Estaba lista, más que lista, estaba deseosa. Avancé hacia él a gatas dejando que mis pechos rozaran desde la parte inferior de su torso hasta su boca.
Estando ahorcajaras sobre él, le coloque el condón, estaba apartando el envoltorio del “campo de acción” para que no nos molestará cuando sentí como me penetraba desde abajo, me quedé en mitad de un movimiento cuando sentí su polla en mi interior. Lo miré con cara de asombro y perplejidad,¡ me había fastidiado mi momento! No daba crédito, ¡era MI momento! Y él lo había estropeado, me cabreó, joder pues claro que me cabreó y me sigue cabreando el recordarlo, porque es algo único, fascinante, es… es increíble y el muy gilipollas me lo había jodido (nunca mejor dicho).
Se lo dije, pues claro que se lo dije, soy una persona de carácter y en esos momentos estaba patente en el aire, el me pidió perdón, me dijo que no lo sabía, la lujuria de sus ojos había pasado a desasosiego, y me dio pena, no por él en sí si no porque lo había hecho sentirse tan mal, por algo que vale, me gusta, pero no era el fin del mundo. Le dije con cara picarona que no pasaba nada, que simplemente me lo tendría que compensar y una brillante sonrisa se hizo en la cara de Santiago como si le hubiese dado una maravillosa oportunidad para enmendarlo haciendo algo que se le daba bien,( y vaya que si lo hace bien).
Cómo yo continuaba encima y él aun estaba dentro de mí, empecé a follarle pude ver como rápidamente cambiaba su rostro de nuevo al de lujuria que había tenido instantes antes, ya todo estaba olvidado, al principio empecé a follarle despacio, y después más rápidamente, él tenía a su plena disposición mis pechos que bamboleaban frente a su rosto, él los chupaba, los mordía, jugueteaba con ellos como si los conociera desde tiempo.
En un arrebato, con su polla profundamente incrustada en mí y con uno de mis pezones entre sus dientes me dio la vuelta , me subió las piernas hasta sus hombros me agarro las tetas y empezó a follarme con movimientos rápido y poco profundos, que rápidamente me provocaron un orgasmo fascinante. Mi vagina se contraía en fuertes espasmos y eso hacía que notara su polla aun más dentro de mí. Una sonrisa de gozo y placer se instauró en la cara de ambos. El flujo salía de dentro de mí con abundancia, lo notaba como se escurría por el coño e iba descendiendo en su camino guiado por la gravedad y la hendidura de mi culo hasta llegar a la sabana. Tenía el culo mojado de mi propio flujo, no me lo podía creer, pero era cierto, lo notaba húmedo cada vez que daba contra las sabanas, notaba como continuaba saliendo de mi coño gracias a las cortas acometidas de Santi, me acababa de correr, seguía corriéndome de hecho y a pesar de eso tenía ganas de más.
Sigo tus confesiones con gran interés, me pone a cien imaginar las escenas que describes y cómo te sientes... Sigue con más, por favor!!
ResponderEliminarEso intento, seguir y tener esto al día tan seguido cómo puedo.
EliminarGracias Marco.
Un beso
MENUDO ENCUENTRO!!! Y AUN TENIENDO GANAS DE MÁS, JEJEJEJEJE... Y YO DESEANDO SABER QUE MÁS PASÓ.
ResponderEliminarUN BESAZO ELISA!!!
Este finde no me pude meter en el blog y pensaba que me perderia tu nuevo capitulo, por suerte no ha sido asi. A ver si te recuperas pronto que estamos todos algo pachuchos!! un beso
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