25 nov 2012

Capitulo 1


                                                  "El fin de mi barbecho"

Llevaba  sin mantener relaciones con  ningún hombre  desde hacía casi  un año, era como  yo lo quería llamar  mi barbecho personal. Estaba decidida a  que la próxima persona  con la que me acostara significara realmente algo para mí,  tendría que ser esa persona  con la que formaría esa  ansiada pareja  estable con la que estaba soñando desde  que me vino la menstruación a los 11 años (si, florecí prematuramente) pero  como  siempre en esta vida  las cosas no son así, esas cosas  sólo  pasan  en las manidas   comedias americanas.                                                                                                                                  

Y,  sí de nuevo, lo sé, es una frase típica y tópica, tan usada  cómo  unos clínex después de  una masturbación, pero es verdad esas cosas NUNCA pasan  por mucho que lo anheles y como  no,  yo no iba a ser   yo una excepción.  De hecho  mi barbecho  duró hasta  un SPM (síndrome pre-menstrual) invernal  algo  libidinoso en el cual  mis hormonas estaban  tan revolucionadas que dieron un autentico golpe  de  estado, con su  sublevación y todo.  Generalmente   antes de   un golpe de estado  se nota cierta inestabilidad en la cúpula de poder político, insatisfacción por parte de las masas etc.  En mi caso,  la falta de cópula se manifestó  con  un alargamiento de los tiempos de  masturbación llegando a veces  incluso a no satisfacerme del todo, todo ello unido a un estado casi permanente  de excitación  mental y física. Así que  mi vocecilla rebelde, libidinosa y  morbosa tomó  el poder  y el control de toda la situación. Publicó un anuncio por palabras en una conocida  web de contactos.

Si  hijos míos sí, lo hice  que conste  que lo   pensé, cómo casi todo lo que hago  en mi vida sólo que no me detuve demasiado en ello porque sabía que si  lo  razonaba demasiado   mi cordura volvería  a tomar el poder  y me frenaría, así que  ahí estaba  yo  un frío sábado noche  publicando  un anuncio en el que  básicamente proponía a un hombre  ser  amantes  vernos cuando quisiéramos o más bien cuando quisiera  yo, para que engañar  y  para que mentir, follar de vez en cuando (lamento  el lenguaje  pero a  veces los eufemismos  se ven un poco fuera de lugar porque  yo lo que quería era eso, simple y llanamente eso).

 Cómo no, las respuestas no  tardaron en llegar   y  allá que me dispuse yo  a crearme una cuenta de Messenger para poder hablar con mis pretendientes  o como  a mí me gustaba  llamarlos  en mi mente (y de una manera bastante vulgar) mis penes-pretendientes porque así era como pensaba en ellos como penes. 

El hecho de pensar en ellos de esa forma como  que le quitaba un poco de hierro al asunto  ya que a fin de cuentas yo lo que buscaba era un sustituto de mi  vibrador,  buscaba algo que algunos llaman  calor  humano,  yo más bien lo llamaría:   necesidad de  sentirme conectada con  mi feminidad hacia tiempo ya aletargada, quería volver a sentir el deseo   de  un hombre hacia  mí  ya fuera porque le gustara físicamente o  simplemente le gustara el morbo  provocado por quedar con una desconocida.                                                                                                

Lo necesitaba fervientemente  el simple y mero hecho de  saber que  me podía acostar con  todos esos hombres  que me  contestaron al anuncio y que se veían realmente interesados  me excitaba. Esa  noche estaba  tan excitada  pensando en  mis futuras experiencias que llegué al clímax varias veces  usando sólo mis dedos. 

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